Cuadernos. Volumen V

Opinión:

La afortunada decisión de Hermida Editores de publicar en varios volúmenes los famosos y poco reconocidos, por los lectores en lengua castellana, Cuadernos de este singular filósofo, culmina con esta edición.

Desmintiendo al propio Lichtenberg, cuando advierte en uno de estos dos últimos Cuadernos que "si supiera lo que habría hecho, al menos me hubiera ahorcado ex officio hasta estar en condiciones de hacerlo mejor", es inevitable reconocer el auténtico goce para la inteligencia y los sentidos esos impagables párrafos que este peculiar personaje legó a su posteridad.

En estos tiempos tan espesos, Lichtenberg es un refugio en el que protegerse de esa agresión iletrada tan dotada de exagerado poder que domina tan diversos campos como la política, la economía, o incluso la comunicación. Ya decía él que "hoy en día hay más maestros de la rectitud que personas honestas", porque en este tiempo todo parece reducirse a sermones y admoniciones constantes que limitan, imponen, restringen, limitan, mienten, condicionan, censuran, filtran, como en una fatal regresión de la Historia de la que ya parecía advertir el propio Lichtenberg.

Mejor advertirlo con el propio lenguaje de este irreverente pensador, cuando decía "ninguna frase del Evangelio ha sido más seguida en nuestros días que Sed como niños", porque viendo el panorama general uno duda con fundamento que este sea obra de personas maduras, ilustradas y reflexivas.

Tal vez por eso Lichtenberg invita a "mirar las vigas de las casas que fueron testigos de esperanzas", porque ese fenómeno de una posmodernidad que niega la realidad en beneficio del relato, destruyendo la fe en el progreso humano y la certeza de un futuro mejor que su pasado, está provocando unas funestas consecuencias generales. Lo que, a expensas de alguna luz que surja en el camino, si este se abre antes o después ante nosotros, nos obliga a refugiarnos en pensadores de la profundidad y coraje como Lichtenberg.

Su educado desdén, su fina ironía, su divertida impaciencia contra los tontos y los incultos, su extraordinaria lucidez, incluso, aunque eso él nunca lo hubiera permitido, su capacidad visionaria para intuir los pésimos presagios de una sociedad refractaria al pensamiento y la crítica, su "filosofía enloquecida" como él mismo calificó su propia obra, son ahora más urgentes y necesarios que nunca.

Estos Cuadernos de Georg Christoph Lichtenberg son un lujo, un faro de resistencia, para personas inteligentes y libres de prejuicios y supersticiones, esos que miran con lógica desconfianza la actual deriva mientras otean expectantes una fisura renovada como la de este viejo pensador. Como ya escribí en otra ocasión, corran a comprar estos Cuadernos.

Jorge Riet