crónicas del mago negro 3. el gran lord

Opinión:

El Gran Lord   es el tercer volumen de la trilogía Crónicas del mago negro, una historia que nos narra las vicisitudes de una joven de baja extracción social con talento para la magia.
 
En este tercer volumen continuamos asistiendo a un estilo narrativo muy bueno que consigue enganchar al lector desde las primeras páginas. Pero, a diferencia de los dos volúmenes anteriores, la historia gana enteros y todo ello merced al argumento. La autora ha decidido dejar para el final de su trilogía contarnos las “verdaderas” aventuras. Y, por fin, puedo decir que ocurre algo. En El Gran Lord  ya comienzan a pasar cosas que interesan: hay traiciones, viajes, tramas cruzadas que desembocan en el mismo camino, malos muy malos con mucho poder… una complejidad creciente en los personajes y en el argumento que hará las delicias del lector.
 
Lamentablemente para la autora, podría haber resumido los tres libros en uno (este último) y le habría quedado una historia mucho más redonda. La narración continúa pecando de las mismas debilidades que las anteriores (diálogos poco creíbles y escenificaciones liosas) pero los personajes ganan en prestancia y ahora se harán casi inolvidables. La protagonista por fin parece ser la protagonista y carga con un gran peso en la historia y el Gran Lord, Akkarim, se hará visible para gratificante sorpresa de los lectores. Como digo, este último volumen es el mejor con mucha distancia del segundo, de la trilogía. Y es una verdadera pena porque muchos lectores no llegarán a él, aburridos de 1000 páginas precedentes que les harán desistir de la historia por llevar un ritmo demasiado lento desprovisto de interés.
 
Algo que el lector notará a lo largo de la historia es que los sentimientos y las emociones quedan truncados, cortados cuando están comenzando a aflorar. Trudi Canavan no permite a sus personajes que se explayen con la extensión necesaria para trasmitir esos sentimientos al lector. Sirvan como ejemplo, la historia de amor que tendrán dos personajes muy principales o la escena de lucha final contra los magos ichanos. Ambas se quedan terriblemente cortas y habrían necesitado una mayor extensión. En parte porque la propia escena lo está pidiendo a gritos y, en parte, porque al lector le hubiera gustado disfrutar más de ellas y poder sentirlas y vivirlas que, al fin y al cabo, para eso se escriben las historias de ficción.
 
Sin embargo, merece la pena leer esta tercera parte. Además, es posible saltarle las dos primeras y acometer la lectura de esta última en solitario. Gracias a los “recordatorios” que ofrece la autora sobre lo que ha pasado anteriormente, no es necesario haber pasado por los dos volúmenes anteriores. Y de esta forma se podrá disfrutar de una buena aventura.
 
Gemma Nieto