Corona de damas

Opinión:

Si algo tienen en común la historia de los diversos países europeos son las continuas disputas por los reinados, en la mayoría de los casos los herederos las sufren desde su nacimiento y sino los hermanos o parientes se encargarán de construir intrigas y tramas palaciegas, o instigarán a la población a la guerra. Y Francia no iba a ser menos, pues cuando no era la sucesión un asunto familiar, era la falta de descendencia el desencadenante de una guerra política en la que sólo el más rápido salía victorioso, como le ocurrió a María de Medici a la muerte de Enrique IV y su Delfín era sólo un niño, o a quienes evitaron bodas in extremis que dieron al traste con las intenciones de ocupar el trono por parte de las amante con hijos ilegítimos.

Las Damas de esta novela son el reflejo del amplio poder que ejercían desde sus salones de recreo o incluso desde sus alcobas. Coquetas y cultas, conocían a la perfección los puntos débiles de los hombres, que impulsados por sus favores eran capaces de arriesgar su vida sin importarles las consecuencias ni las tramas a las que les empujaban. Cartas de amor que se confunden con traiciones al rey, conspiraciones de las que nadie está a salvo, y tiempo para el amor y el romanticismo.

Y entre todas ellas, la más pura e inocente, Madeleine de Campremy, se verá envuelta en la mayor de las persecuciones y cobrará el total protagonismo de esta novela, al ser el eje central del temor de Luis XIII, los secretos mejor guardados y la ambición de un grupo de damas con creencias esotéricas que llevarán a la muerte a quienes se interpongan en su camino.

Pero también es un libro de aventuras en el que poder galopar a encuentros amorosos o perseguido por nobles rufianes, batirse en duelo por las calles de París, o contemplar el encanto de una ciudad floreciente que invita al viajero a detenerse en cada una de sus construcciones y jardines. Riesgos que acometerán nuestros protagonistas: Charles, al servicio del cardenal Richelieu, y Bernard, más cercano a los amigos de Gastón de Orleans, el hermano del rey. Su amistad tomará un rumbo diferente tras una pelea, pero la necesidad de ambos hará que se encuentren de nuevo y compartan un destino que jamás hubieran soñado.

Y como si todo hubiese estado escrito de antemano, el lector podrá ir encontrando pistas en las cuartetas de Nostradamus o en los lienzos que María de Medici encarga a Rubens. Cuadros que a la vista de todos se exhiben en el palacio real y que no ocultan desde perros rabiosos y obedientes a serpientes o diosas: los enigmas, las traiciones y toda la vida de la reina madre, reflejadas para la posteridad.

Ambiciosa y fascinante obra con una impresionante labor de documentación, que tras cuatro años de escritura a cuatro manos han conseguido plasmar sus autoras Susana Tosca y María Soto, por medio de la mejor y cuidada narrativa, algo más que una novela de ficción histórica, pues en sus páginas se encuentran muchos de los elementos necesarios para disfrutar de una lectura que entretiene e instruye a partes iguales. Un libro que se merece una caricia cuando lo terminas. 

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