Cómo viajar con un salmón

Opinión:

Es inevitable acordarse aquí de aquel mítico texto instructivo de Julio Cortázar sobre cómo se sube una escalera. En su caso, un loable ejercicio de desautomatización convertía en interesante la descripción de una acción que todos, desde niños, tenemos perfectamente integrada en la normalidad de nuestro día a día. Umberto Eco, imbuido de la misma intención lúdica que caracterizó a Cortázar en muchas de sus narraciones, se dedicó durante casi treinta años a escribir en prensa unos artículos en los que, con la intención final de criticar el funcionamiento de la sociedad contemporánea, instruía a los lectores en el arte de realizar acciones aparentemente poco literarias. Los textos, escritos la mayoría entre los años ochenta y los noventa (si bien el lector verá que algunos pocos aparecen también fechados en los primeros quince años del nuevo siglo), son el último testamento literario de un escritor, pensador y semiólogo que revolucionó el mundo de las letras en Occidente.

Cuarenta y cinco textos forman en total este volumen titulado "Cómo viajar con un salmón", que toma su título de uno de los artículos más jocosos. En él, Umberto Eco cuenta su experiencia en un viaje de Estocolmo a Londres. En Estocolmo compró un salmón ahumado enorme que, al llegar a Londres, quiso guardar en la nevera del hotel; pero cada día, al volver, encontraba la nevera llena de botellines de alcohol y el salmón encima de la mesa, y los trabajadores del hotel se desentendían de su preocupación. Me inclino a pensar que se decidió este título porque era el más 'posmoderno' y el más atrayente, quizás para camuflar el aire solemne e intelectual que puede conferir el nombre de Umberto Eco a una publicación.

Sin embargo, los textos que se incluyen en "Cómo viajar con un salmón" son muy diversos, y algunos dignos incluso de releerse cada día. Mis preferidos son los últimos, los que escribió ya en los años noventa y a principios de los dos mil, como "Cómo reaccionar ante las caras conocidas", donde cuenta su encuentro (o desencuentro) con Anthony Quinn y reflexiona sobre los efectos de los mass media, y también "Cómo poner los puntos suspensivos", un brevísimo manual de ortografía que debería leerse en las universidades. Uno de los mayores intereses que presenta este libro es precisamente ver la rapidez con la que avanza la sociedad desde los años ochenta hasta el último lustro, y todas las reflexiones que esos cambios generan en la mente siempre lúcida de Umberto Eco: sobre los difuntos fax, sobre los teléfonos móviles, sobre la televisión basura, sobre los aviones, sobre el spam o sobre Internet, entre muchos otros temas.

En "Cómo viajar con un salmón", los lectores podrán descubrir a un Umberto Eco mucho más natural y cotidiano, pero no por ello alejado de sus inquietudes filosóficas e intelectuales.

Darío Luque