Columna de fuego

Opinión:

Podríamos caer en el conformismo de etiquetar la literatura de Ray Bradbury, como casi todos los fanáticos hacen, en el género de la ciencia ficción. Y la realidad es que ni el propio Bradbury gustaba de encorsetarse solamente como autor de CF, él mismo decía que lo suyo era el género fantástico de toda la vida, y que, desde este género, que él consideraba universal, podía derivar su narrativa en distintas vertientes, como el terror, el policial o el romance. En este volumen en especial, "Columna de fuego", vamos a disfrutar de un poco de todo, con la particularidad de que son tres relatos que fueron concebidos originalmente como piezas teatrales: "Columna de fuego", "Caleidoscopio " y "La sirena".

El primer relato, Columna de fuego, es una crítica descarnada hacia los (valga la redundancia) críticos literarios de los sesenta y setenta. Habla sobre la censura artística y configura lo que será su muy celebrada "Fahrenheit 451". Nos presenta la típica sociedad futurista y represiva donde a sus habitantes se le ha quitado el miedo a base de una masiva quema de libros de horror. La excusa de la dictadura gobernante es que necesitamos limpiar nuestras mentes y hacerlas más saludables. Todo se torcerá a través de una extraña resurrección, y el cuento derivará en una genial reflexión filosófica sobre la vida y la muerte. Los libros perduran, es lo único que nunca muere, así los quemen una y mil veces.

Segundo relato, Caleidoscopio, es el cuento más sentido del libro, para mi gusto el mejor, sobre todo por su memorable final. Este cuento ya lo había leído en la antología seminal de "El hombre ilustrado", y repetirlo aquí es un verdadero placer. El escenario es un accidente trágico para unos astronautas que quedan varados en medio del espacio... me recordó a un incidente real ocurrido en Estados Unidos donde un cohete tripulado estalló nada más despegar. En este caso, nuestros cadetes espaciales flotarán a la deriva en medio de la negrura cósmica, cada uno con sólo sus propios pensamientos para sí. Conocer lo que cada uno ha experimentado en su vida y todo aquello de lo que se arrepienten de no haber podido hacer, les confieso que me arrancó alguna lágrima. Imposible no emocionarse a medida que el cuento se acerca a su inevitable final. Personalmente, supe ver al propio Bradbury en esa mítica última escena. Una verdadera joya maravillosa y emotiva que sólo puede salir de la pluma de un genio como Ray.

Por último, La sirena nos lleva a las profundidades marinas, la criptozoología y los monstruos. ¿Puede un escéptico encontrar el sentido de la vida al ver materializarse frente a él aquello que literalmente no puede ser, en lo que nunca creyó, pero que sin embargo lo tiene ante sus ojos? Inevitable aquí hacer un paralelismo con las escrituras religiosas. Además, la introspección de nuestro autor nos llega directamente al alma: ¿puede el amor no correspondido convertirse en una fuerza que mueve las mareas? ¿puede un ser de otro mundo conectarse sentimentalmente con dos aterrados seres humanos? La genialidad de este cuento fue tal que logró atraer la atención de productores de Hollywood, que tomaron la idea para filmar una película que poco tenía que ver con la historia original, pero se valieron a cambio de la reputación de Bradbury para conseguir la financiación. Por otro lado, el propio escritor ha dicho que este cuento atrajo la atención del director John Huston, con el que trabajó en la redacción del guion para la exitosa adaptación de Moby Dick en 1956.

Tres obras de teatro pasadas por un tamiz diferente que hay que tener en la biblioteca, como todo lo de Bradbury. Bravo por estas estupendas reediciones de Minotauro.

Un diez.

Violeta Lila