citas en manhattan

Opinión:

Emma Reverter es prácticamente igual que su protagonista: una joven treintañera, licenciada en Derecho y en Periodismo, nativa de Barcelona pero residente en Nueva York, donde escribe en un diario sobre política internacional y con una amplia experiencia a la hora de cubrir las irregularidades que ocurren en la cárcel de Guantánamo.

No es de extrañar entonces que su primer libro de ficción, Citas en Manhattan, pueda leerse de forma equiparable como una novela amena y divertida sobre el mundo de las citas o como un trabajo periodístico de investigación.

La autora nos explica que Estados Unidos tiene 104 millones de solteros y el 75% quiere encontrar pareja. Mientras aquí solemos besar más ranas de la cuenta mientras buscamos al príncipe azul de turno, allí son más prácticos y son cada vez más los que deciden contratar a expertos. Son los conocidos como dating coach, asesores de citas que se encargarán de ponernos en contacto con aquellos que cumplen el perfil que solicitamos y que reducirán el número de citas desastrosas que hay que sufrir antes de llegar hasta nuestra media naranja.

En España esta moda no está implantada y ya sabemos que lo desconocido provoca prejuicios. Emma Reverter es consciente de ello y uno de sus mayores logros es que hace todo lo posible por evitarlo. Probablemente el lector tienda a pensar que los clientes de este negocio son las típicas personas con problemas para relacionarse -que no se comen un rosco, vaya- y nada más lejos de la realidad. Gracias a la información y variada documentación (entrevistas, datos, encuestas...) la autora consigue que el lector vaya cambiando de pensamiento a la par que lo hace ella. No digo que lleguemos a creer que los asesores de citas sean semidioses, pero llegamos a entender mejor el juego. Y a conocer, por ejemplo, que la mayoría de los clientes son respetables hombres y mujeres de negocios que no tienen tiempo para relacionarse. De hecho, antes de firmar un contrato con la empresa, uno tiene que llevar un papel del banco que demuestre su liquidez. Y es que si nada en esta vida es gratis, tampoco lo va a ser encontrar el amor.

El interés de la historia que vive Victoria tendrá algunos altibajos, pero seremos testigos de sus variadas citas y de un apresurado final un tanto hollywoodiense, pero que en general está justificado. Aunque sin duda, lo mejor del libro es el conocimiento que le queda a uno a posteriori acerca de las empresas que han ido proliferando a raíz del aumento de la demanda.

Personalmente me ha llamado la atención una modalidad que cada vez adquiere más fuerza: las citas de ocho minutos que se basan en la teoría del economista Malcolm Blackwell para quien las primeras impresiones son determinantes: si una persona no te ha gustado en ocho minutos, ya no te gustará nunca.

O el caso de la web http://www.lovecalculator.com/ donde una calculadora muestra el éxito que tendrá una pareja según sus nombres de pila o, peor aún, la empresa que ha creado un alemán llamado Bern Dressler, cuyo oficio es llamar por teléfono a gente a la que no conoce para romper con ellas. ¿Eso demuestra que somos muy cobardes o más bien muy vagos?

Un libro ameno, original y didáctico para leer en cualquier momento, y que nos demuestra hasta dónde somos capaces de llegar por encontrar el amor -y cuánto estamos dispuestos a pagar-, al mismo tiempo que conocemos un poco mejor a los neoyorkinos. Emma Reverter además obsequia a sus lectores con un divertídisimo apéndice lleno de páginas web reales de interés que, seguro, serán visitadas por varios curiosos. (Las hay de pelirrojos que quieren contactar con pelirrojos, amantes de los animales, gordos, vegetarianos, hombres de metro ochenta que buscan a mujeres de metro cincuenta… es decir, de todo tipo y con todos los perfiles imaginados y por imaginar).

Me quedo con una frase de la autora a modo de reflexión: “Los más optimistas aseguran que enamorarse es fácil, porque sólo tienes que encontrar a una persona en un mundo donde hay millones de ellas. Los pesimistas, por el contrario, creen que no hay nada más difícil que encontrar a una persona escondida entre millones”. Y, vosotros, ¿a qué bando pertenecéis?

Patricia Tena