Casas y tumbas

Opinión:

El terreno en el que Bernardo Atxaga (Guipúzcoa, 1951) más cómodo se encuentra es en esa variación infinita entre el recuerdo y la fantasía. "Casas y Tumbas" es otro ejemplo más de la pasión que el autor recién galardonado con el Premio Nacional de las Letras siente por ese territorio indefinido.

Hay mucha capacidad lírica en las páginas de esta novela del autor, y una delicadeza en el tratamiento de ciertos temas (la amistad, la homosexualidad, el paso del tiempo) que el lector sensible sabrá apreciar. Se reconoce, eso sí, una cierta irregularidad en los distintos capítulos, sobre todo en cuanto al interés que despierta cuanto en ella se cuenta. Varios de ellos pueden entenderse casi como una novela corta que funciona de manera autónoma, y no puedo menos que manifestar que el autor ha podido no medir bien la extensión de cada uno de ellos y el interés de ciertos detalles, que en ocasiones se maximizan hasta impacientar al lector.

Atxaga nos hace recorrer momentos importantes de la reciente historia española: años 1985 y 1986 en un País Vasco tremendamente convulso. Un viaje hasta el 2017, momentos de infancia y vida adulta de unos personajes bien trazados y creíbles. Historias de la mili, testimonios de venganzas y otros sentimientos impuros.

El capítulo que se ocupa de Antoine, un ingeniero francés con problemas con su entorno, es quizá el mejor de todo el texto. Los momentos de campo y la atmósfera rural también son algunos de los más vibrantes y mejor perfilados. El escritor ha mantenido siempre una buena relación con la naturaleza en los textos, y "Casas y tumbas" no es una excepción.

Los dos lugares fetiche de este autor son recreaciones que funcionan como territorios míticos de su producción: Obaba -que propició su obra más conocida por el gran público, "Obabakoak", galardonada en 1988 con el Premio Nacional de Narrativa-, y Ugarte, pueblo en el que se enmarca la historia de "Casas y tumbas".

Como curiosidad, la obra se cierra con un epílogo en el que Bernardo Atxaga establece una unión evidente entre la biografía propia y el texto, a partir de un diccionario personal que glosa los hitos de su vida y su literatura.

No nos encontramos ante la mejor obra del autor, pero sí una razonablemente buena.

Rafael Ruiz Pleguezuelos