Cartas inéditas (a Gregorio del Campo)

Opinión:

Siempre que he leído diarios íntimos o correspondencia me he encontrado con obras de un estilo cuidado y una prosa elaborada que denotan que sus autores confiaban que, algún día, esos diarios, esas cartas verían la luz y serían leídos por un público más o menos amplio. No es el caso de estas "Cartas inéditas". En seguida se hace evidente que estas misivas tienen un único  destinatario: Gregorio del Campo, el novio de María Zambrano entre 1921 y 1928. Están llenas de apelativos cariñosos típicos de los enamorados; incluso, para hacerse más cercana a su novio, María toma giros coloquiales aragoneses. Su lenguaje es sencillo, improvisado; se nota que escribe a medida que se le ocurren las cosas. Su lectura provoca una sensación extraña en el lector, pocas veces se tiene una impresión tan clara de estar leyendo algo privado, no destinado a nuestros ojos. Pero, sea como sea, ahora se encuentran a nuestra disposición y constituyen un documento importante que ilumina un período poco conocido de la vida de la filósofa y ensayista malagueña.

En estas cartas podemos seguir los altibajos de su relación con el joven militar, sus periodos felices, sus enfrentamientos, sus problemas. Pero lo más interesante de estas misivas es que nos permiten ver la evolución de María Zambrano en su periodo de formación, en su paso de adolescente a mujer.

Junto al relato de sus actividades cotidianas, la joven María reflexiona sobre multitud de asuntos que llaman su atención. Alguna de sus reflexiones sorprenden por su lucidez y madurez, ya que las escribió cuando contaba entre 17 y 24 años. En ellas encontramos el germen de lo que será su obra posterior, sin duda.

Otro hecho que me ha sorprendido es que era plenamente consciente de que se encontraba en un momento de transformación, de creación de la mujer en la que se convirtió, y tenía muy claro que quería ser ella por completo, al margen de las convenciones y expectativas sociales o familiares.

No hay duda de que era una mujer con las ideas muy claras, aunque a través de las cartas vemos como va evolucionando poco a poco. Se muestra muy consciente de sí misma, de sus necesidades. Sabe que nunca será una esposa como la sociedad espera y se lo dice claramente a su novio, que ella nunca será una esposa sumisa y que a su lado quiere un compañero, no un marido; un compañero que sea tan ambicioso intelectualmente como lo es ella y no duda en recomendarle a su novio los libros que ella lee, porque quiere tener junto a ella un igual. Su sinceridad es asombrosa.

Las cartas vienen precedidas por una introducción obra de Mª Fernanda Santiago Bolaños, encargada también de la edición, profesora de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, gran conocedora de la obra de María Zambrano que combina sus labores docentes con su propia carrera literaria como poeta y novelista.

En esta introducción nos ofrece una breve semblanza de la vida de nuestra autora, centrándose en su relación con el joven alférez y el tiempo que pasó en Segovia, donde se conocieron. También nos explica la historia de las misivas que componen estas "Cartas inéditas". Todo ello de una manera inmejorable, con un lenguaje preciosista, lleno de lirismo y tan bello que, a veces, te olvidas de lo que te está contando para recrearte en la belleza de su prosa.

El volumen se completa con una serie de fotografías que reproducen algunas de las cartas manuscritas y nos permiten hacernos una idea de la dificultad del trabajo que se nos ofrece.

Estas "Cartas inéditas" de María Zambrano constituyen una lectura apasionante, recomendable no sólo para lectores interesados en la vida y la obra de una de nuestra mejores ensayistas y filósofas, creo que la mayoría de las personas que se animen a leerlas disfrutarán con ellas tanto como lo he hecho yo.

Jaci Alía Arreche