capitanes intrépidos

Opinión:

He preferido no usar la sinopsis editorial en el apartado anterior porque, aparte de alguna irregularidad presente en la misma, prácticamente contaba todo lo reseñable en esta novela, y me hubiera quedado sin nada que poder opinar.

En las primeras páginas de la novela ya se da buena cuenta, en unas pocas páginas, del carácter de Harvey Cheyne, un joven caprichoso, vanidoso, maleducado, y acostumbrado a que se cumpla su voluntad, aun a costa de hacer sufrir a su madre, que le consiente todos los caprichos. Al caer al mar, por su propia inconsciencia, es recogido por uno de los veleros que se encuentra faenando en la zona; por supuesto, no creen su historia, y lo ponen a trabajar como uno más. Poco a poco irá cambiando su carácter, y valorando el esfuerzo de estos humildes hombres de mar, hasta que prácticamente es uno más de ellos.

Suceden unas cuantas aventuras (mínimas, casi no se les podría llamar así) en las que vemos el duro trabajo, los sacrificios y los peligros que encaran estos marineros, se afianzan la amistad y lealtad entre Harvey y sus nuevos compañeros, y regresan al acabar la temporada de pesca. Se avisa a los padres, y todo tiene un final feliz.

No hay más. Bien escrita, bien contadas las historias de los marineros, buen desarrollo (tal vez un poco demasiado rápido el cambio del protagonista), buena ambientación, pero en eso se resume la historia.

Resaltar que existe una película, de 1937, dirigida por Victor Fleming, e interpretada por Freddie Bartolomew y Spencer Tracy en el papel del pescador Manuel, lo que le valió un Oscar de la academia de cine. 
  
J. Javier Arnau