Camposanto. Un pintor hereje, un pueblo maldito

Opinión:

Quería leer "Camposanto" hacía años, cuando salió por primera vez, y en esta ocasión gracias a la editorial Edaf he podido satisfacer mi curiosidad.

"Camposanto" se basa principalmente en la investigación de Aníbal, por lo que hacemos con él el recorrido necesario para llegar hasta las respuestas, y haremos saltos en el tiempo hasta la Baja Edad Media para conocer detalles correspondientes a Felipe II y los cuadros de El Bosco.

Las respuestas llegan al final, y con él lo mejor de la novela, la parte dedicada al terror más puro, al horror que sobrevuela la novela pero que no aparece hasta que Aníbal llega, solo y por segunda vez, a un pueblo llamado Tinieblas de la Sierra (el verdadero está en Burgos pero Iker Jiménez se toma la licencia de situarlo en Toledo para su novela). Para llegar hasta ahí hay un buen recorrido que ni es ligero ni es frenético.

El personaje, Aníbal Navarro, hace lo mismo que ha hecho Iker Jiménez durante muchos años: un programa de televisión de misterio. Es periodista y tiene éxito y curiosidad. Pero no habla como él. El autor le ha dado una personalidad menos teatral para hacerlo creíble.

La novela, en cuya portada se puede ver el rostro de Hyeronimus van Acken (El Bosco) -también hay un retrato en su interior- habla de algunas de sus obras, como El Jardín de las Delicias, La tentaciones de San Antonio Abad, Visiones del más allá, o el Tríptico del Juicio Final, y eso hace que, aunque conozcas las obras, te apetezca volver a internet a mirar con lupa sus cuadros. Da la impresión de que, tras leer "Camposanto", aterroricen un poco más.

Iker Jiménez utiliza datos reales sobre El Bosco, sobre la época de Felipe II, sobre sus cuadros e incluso sobre la secta adamita Hermanos del Libre Espíritu, y también hace uso de algunos terrores que para algunos son leyenda urbana y para otros un hecho, como el perro negro, o las sombras.

Como es una edición revisada hubiera estado bien que le echaran un vistazo más focalizado a encontrar errores, porque los hay.

Tengo la impresión de que me ha gustado más el libro una vez leído que mientras lo leía. No sé si eso es bueno o es malo, o no es nada en particular, pero ha sido así.

El final lo he leído de tirón porque ahí aunaba el autor justamente lo que más me gusta: el terror. Las escenas de Aníbal en Tinieblas de la Sierra, solo, perseguido y acosado entre brumas, no tienen desperdicio. Horror en esencia pura.

Anika Lillo

Foto homenaje: