Breve historia de la oscuridad

Título: Breve historia de la oscuridad
Título Original: (Breve historia de la oscuridad, 2025)
Autor: Vicente Monroy
Editorial:
Anagrama
Colección: Nuevos Cuadernos Anagrama
Copyright:
© 2025, Editorial Anagrama, S.A.U.
© 2025, Vicente Monroy
ISBN: 9788433929495
Tapa: Blanda, Bolsillo
Etiquetas: ensayo cine oscuridad psicoanálisis anécdotas cultura contemporánea reflexiones arte historia de la literatura española crítica no ficción
Nº de páginas: 104
Argumento:
"Breve historia de la oscuridad es un ensayo estupendo que reivindica el cine en sala como un espacio de resistencia cultural frente a una sociedad hiperiluminada y ruidosa. Vicente Monroy defiende la oscuridad de las salas de cine como un lugar único para la introspección y la conexión emocional profunda, imposible de replicar en dispositivos personales o plataformas digitales. Para enriquecer su discurso, se apoya en referencias tan variadas como el surrealismo de André Breton o las teorías visuales del siglo XVII de François d'Aguillon, entre otros. Siempre con un espíritu apasionado por el arte y su poder transformador, Monroy plantea una crítica feroz al consumo trivializado del audiovisual contemporáneo, explorando también la dimensión psicológica de la oscuridad como un regre"o necesario a un espacio seguro, originario y auténtico.
Opinión:
"Breve historia de la oscuridad" de Vicente Monroy es una auténtica delicia. En este ensayo breve pero intensamente reflexivo, encontramos una de las defensas más lúcidas y apasionadas del arte cinematográfico y su relación esencial con la oscuridad. Monroy se suma a una tendencia reciente que no solo es legítima sino urgente: la denuncia de la progresiva banalización del cine y la pérdida de su esencia artística, así como la desaparición del cine de autor frente a un mercado que privilegia el consumo rápido y superfluo.
Vicente Monroy (Toledo, 1989) es un escritor y programador de cine que ha colaborado con la Cineteca de Madrid y la Academia de Cine Español. Autor de ensayos como Contra la cinefilia, la novela Los Alpes marítimos y alguna incursión en la poesía. En este ensayo, que forma parte de la colección Nuevos cuadernos de Anagrama, ofrece una crítica bien fundamentada sobre la depreciación de la experiencia cinematográfica en la actualidad. Monroy se muestra como un defensor férreo y documentado de la sala de cine como el único lugar donde la relación entre espectador y obra se produce en condiciones adecuadas.
El autor plantea que la oscuridad de la sala funciona como un refugio frente a la vorágine ruidosa de una sociedad que ha elevado la sobreexposición y la transparencia a categorías casi dogmáticas. Al contrario que esa modernidad en la que todo se ilumina y propaga sin reflexión alguna, el cine en sala ofrece un ámbito privado y resguardado donde el espectador puede conectar con sus emociones sin la interferencia de la estimulación digital constante. Algunas de sus reflexiones resultan contundentes y reveladoras: "Las pequeñas pantallas de televisores, ordenadores y teléfonos móviles han usurpado el trono de la gran pantalla, y campan a sus anchas a plena luz, inundando el mundo de imágenes resplandecientes."
Monroy adopta un tono marcadamente personal, con anécdotas de su propia vida y circunstancias -especialmente las de su infancia y adolescencia- que enriquecen un discurso ameno, bello y siempre riguroso. Su prosa es precisa y rica, con un estilo que a menudo roza lo poético sin caer en lo retórico. El autor despliega sus argumentos con la ayuda de referencias cultas bien seleccionadas, desde el surrealismo de André Breton hasta las aportaciones del teórico visual François d'Aguillon, pasando por Peter Kubelka, Vincent Canby, Patrick Boucheron o Walter Benjamin.
La oscuridad de la sala de cine se presenta bajo las más variadas metáforas e interpretaciones, las más curiosas aquella que lo ve como un retorno simbólico al vientre materno o ese espacio primigenio donde los miedos, deseos y contradicciones del espectador pueden emerger sin restricciones, una esencia separada de la sociedad donde todo es posible. Además, la sala es también un lugar de comunión íntima, donde muchas personas han encontrado el amor por primera vez, o al menos, lo han soñado. Este análisis del autor dota a su ensayo de un carácter multidimensional, que trasciende lo meramente estético para adentrarse en lo emocional y lo simbólico.
La prosa de Monroy es precisa y rica, con un estilo que a veces roza lo poético pero que nunca se pierde en lo retórico. El discurso está siempre bien medido y dirigido. Un ensayo brillante que no se conforma con describir un problema cultural sino que se atreve a defender una solución. El acto de entrar en una sala oscura, según Monroy, es un hecho de resistencia cultural que busca preservar la autenticidad de la experiencia artística en un mundo donde todo parece abocado a la luz invasiva y el bullicio incesante.
Rafael Ruiz Pleguezuelos
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