Assur
Título: Assur
Título Original: (Assur, 2012)
Autor: Francisco Narla
Editorial:
Temas de Hoy
Colección: TH Novela
Copyright:
© Francisco Narla, 2012
© Ediciones Planeta Madrid S.A., 2012
ISBN: 9788499981314
Tapa: Dura
Etiquetas: acción edad media histórica literatura española sagas familiares vikingos amor esclavos ficción histórica novela Santiago de Compostela Groenlandia
Nº de páginas: 951
Argumento:
En el año del Señor 968, una flota de terribles guerreros nórdicos
decide saquear las riquezas de la floreciente Compostela sembrando
a su paso la destrucción y la desolación. A medida que los barcos
de guerra ascienden por la desembocadura de los ríos, los veloces
drekar van dejando tras de sí una estela de aldeas vacías
y humeantes.
Una de ellas será Outeiro, el pequeño pueblo en el que vive Assur.
Tras la trágica muerte de parte de su familia, y la desaparición
del resto a manos de los invasores, no le queda otra opción que
refugiarse a la espera de poder reencontrarse con sus hermanos
capturados por los nórdicos. En su afán por encontrarlos aprenderá
a luchar como un guerrero, será esclavo, ballenero, marinero…
viajará por medio mundo conocido y parte del desconocido; conocerá
el odio, la envidia, los celos, pero también la amistad y el
amor.
Y, en su camino encontrará personas que le ayudarán a forjar su
destino, como Gutier de León, el groenlandés Leif Eiriksson o su
amada Thyre.
Opinión:
Cuando sujetas con las dos manos (con una sería imposible) un
libro de 1000 páginas, te vienen ideas encontradas a la cabeza. Si
la historia es buena, estás de suerte, 1000 páginas aseguran
entretenimiento más que suficiente durante horas. Pero como no sea
una buena historia… no ocurre así en el caso de Francisco
Narla, gracias a él asistimos al nacimiento de un nuevo tipo de
héroe que lucha por su familia y por encontrar el sentido a su
vida.
La trama engancha desde el principio pero, a diferencia de los
thrillers a los que estamos acostumbrados últimamente,
esta obra está escrita como las de antes, las que comienzan
despacio y van ganando al público para la causa del autor de una
forma pausada y segura; por eso sus inicios pueden parecer lentos
al lector, pero son necesarios para ir tramando toda la complejidad
de la historia. La acción vendrá después y no faltará.
Toda novela histórica que se precie necesita rodearse de realismo
histórico y el autor debe de estar bien documentado de la época de
la que habla. En Assur nos encontramos con que el autor
está perfectamente documentado, llevando esa documentación hasta
extremos inimaginables dentro de la obra. Hablamos, por lo tanto,
de una excelente documentación que ha llevado a Francisco
Narla a escribir algunas frases en el nórdico antiguo e
incluso en latín.
Al lector le sorprenderá aún más si cabe esta exhaustiva
documentación por cuanto nos encontramos ante una novela que habla
de una época (el siglo X) francamente oscura de nuestra historia y
de los pueblos nórdicos, de los que tan poco hemos oído hablar en
España. Y eso constituye un punto a favor del autor, porque los ha
sabido mostrar con una gran fidelidad histórica.
A diferencia de lo que puedan pensar algunos cuando se vean ante
1000 páginas, en la historia no sobra casi nada (quizá se haga un
poco largo el camino de regreso del protagonista y puedan
suprimirse unas 100 páginas) pero ¿qué son 100 páginas cuando
estamos hablando de 1000? Assur es, simplemente, una
historia larga, muy larga, que necesita la extensión que tiene para
ser contada. Quizá, solo quizá, la editorial podría haberse
planteado publicarla en dos tomos para que fuese físicamente más
manejable.
Y ahora vienen los únicos tres "peros" que yo encuentro a esta
extraordinaria obra que falta a los pilares fundamentales de la
literatura comercial. A saber, comenzar todos los capítulos
haciendo que el lector visualice inmediatamente con algún
personaje, no mezclar puntos de vista en la misma escena y huir del
lenguaje recargado y de los adjetivos innecesarios; siempre "menos"
es "más".
El amplio vocabulario del autor dota de una textura inimaginable a
la narración, pero eso va en contra de la claridad del texto y, por
ende, de la trama. Y hay que tener muy presente que se escribe para
el lector y si ellos no comprenden… o necesitan tener un
diccionario en la mano para comprender… También es cierto que a
medida que vas leyendo las páginas, al final el estilo termina por
hacerse más amable.
Ojo, mucho cuidado con los sustantivos adornados con dos y tres
adjetivos cada uno y con las frases que son manojos de adjetivos
enteros. ¿Quién dijo que un buen nombre sustituía a cualquier
adjetivo? Ya se sabe que no por mucho describir algo se ve mejor. Y
no todos los adjetivos que se utilizan son los adecuados en cada
ocasión. Querer ser tan preciso en las descripciones a veces oculta
más que muestra lo que se está deseando contar.
Todo esto ya lo decía Pérez-Reverte, el que tuvo que
cambiar el "florete" que utilizaba el capitán Alatriste
por una simple "espada" ya que el lector entendería mejor
lo que quería decir. A veces no hay que ajustar tanto el lenguaje a
la realidad como ajustarlo a la comprensión del que va a leer la
novela.
Sin embargo, en otras ocasiones, descubrimos con grata sorpresa que
Narla tiene frases que elevan el
tono de la obra y confieren los matices que hacen que algo pase de
ser mediocre a sublime; grandes frases un tanto épicas, de ésas que
encuentran resonancia en nuestro interior y que se quedan a vivir
con nosotros: "Era un niño que cambiaría la historia de los
hombres. Y, aunque él no lo sabía, el destino ya estaba buscando
quien lo forjase"; o la que ilustra la portada del libro,
escrita sobre el título, y que el lector encontrará ya muy avanzada
la historia: "Soy hispano. Del lugar que vosotros llamáis
Jacobsland. Llegué aquí como esclavo".
Cambiando de tercio, los mapas que ilustran los interiores de la
cubiertas son realmente hermosos, muy bonitos; solo tienen un
problema, no muestran todas las localizaciones que se mencionan en
el libro. Y, si bien es cierto que algunas son innecesarias porque
los lectores las conocerán, otras resultan imprescindibles.
Algo que no ha terminado de "cuadrarme" dentro de la trama del
libro es el cambio psicológico operado en alguno de los personajes.
Bajo mi punto de vista, no está bien tratada la mudanza de
lealtades de Weland. (Ojo: spoiler) El autor
debería haber ofrecido alguna pista antes de su traición
(fin del spoiler). Igualmente, tampoco explica
porqué los cristianos se fían de él. Y lo mismo sucede con el
cambio de un personaje que parecía anodino, el tal Karlsfeni o,
incluso, la ternura del obispo Rosendo cuando libera a los dos
niños. Antes de esa inimaginable humanidad por su parte, nada nos
hacía presagiar que tuviera un tierno corazón. Y tampoco se
comprende la maldad de Víkar que antes de… (no lo menciono para no
desvelar la trama) no es tan retorcidamente rencoroso y por ese
motivo su odio no resulta creíble, parece casi abstracto.
Por otra parte, Francisco Narla soluciona
importantes partes de su trama haciendo que unos personajes se
confiesen con otros. Una técnica de narrador que es buena un par de
veces y plausible tres, cuando pasa de cuatro hace que el lector
suponga una falta de recursos en el autor.
Sin embargo, me gusta otro de esos recursos de Francisco que
hace girar la trama alrededor del lector 360 grados, como esas
imágenes que viran en torno al espectador hasta que dan una vuelta
completa. El autor nos cuenta qué les sucede a los personajes que
se quedan atrás en la trama y otros puntos de vista diferentes al
del protagonista, con lo que el lector se hace una imagen completa
de la historia en su cabeza.
Durante la presentación, su editora dijo de Francisco
Narla que no solía dejarse cabos sueltos y es cierto, y
muy meritorio que en una novela de 1000 páginas no se encuentre un
solo cabo suelto y todas las subtramas estén perfectamente cerradas
y explicadas.
En un libro de esta envergadura, el lector asistirá a escenas de
todo tipo, de amor, de acción… en las de mayor carga emocional,
donde la tensión alcanza cotas inimaginables y Francisco ha buscado
una lágrima cómplice en los ojos del lector, la encontrará. En esas
escenas me he descubierto llorando a lágrima viva. En este sentido
me tengo que quitar el sombrero, porque el autor lo ha bordado. Ha
sabido dar el énfasis necesario a las palabras en el momento
adecuado… y con la extensión requerida. ¡Chapeau!
Ha sido una muy buena idea resolver el futuro de Gutier (uno de los
personajes principales), y con ello una parte importante de la
trama de la novela, de la forma en que lo ha hecho. No me lo
esperaba, pero el autor lo soluciona muy bien y
satisfactoriamente.
El final del libro es redondo, deja un buen sabor de boca
convirtiendo la azarosa vida de Assur en algo más que una
simple historia, lo transforma en una saga, en algo para recordar.
Quizá, como se mencionó durante la presentación, en un futuro
alguien bautice como Furco a su perro. ¿Que quién es Furco? Te
esperan 1000 páginas para contártelo.
Gemma Nieto
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Comentario de los lectores:
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