Araña

Opinión:

El primer capítulo de "Araña" nos lleva hasta agosto de 1983, cuando cayeron unas lluvias torrenciales sobre la cantera de Arenas de Cabrales, en la falda de los Picos de Europa. Los datos, tanto geográficos como temporales, no son casuales: unos y otros vienen a situarnos en un plano de la realidad muy cercano a la biografía de Jon Bilbao (nacido en Ribadesella a principios de los setenta). No es casualidad, pues, que el protagonista de este primer capítulo sea el mismo Jon -¿trasunto literario del autor?- que habíamos conocido en algunos capítulos de "Basilisco", en su viaje a los Estados Unidos, y que luego reencontraríamos como escritor de westerns, acompañado por su querida Katharina, en "Los extraños". En esta ocasión, sin embargo, asistimos a un recuerdo de infancia: el olvido de un cumpleaños por parte de su madre, asediada por una dolencia imprecisa que quedará encarnada en la reaparición de la Araña, la mítica figura que ya habíamos conocido al final de "Basilisco". El segundo capítulo de la novela, en cambio, nos enfrenta de nuevo con la fascinante figura de John Dunbar, un pistolero ajeno a toda ley que vaga por el Lejano Oeste, donde ha llegado a ser conocido como el Basilisco. En esta ocasión, sin embargo, Dunbar se nos revela inicialmente como una suerte de antihéroe, pues se nos presenta como víctima de una cruel tortura perpetrada por los indios shosones y, más en concreto, por su archienemigo, Lengua Azul.

Con una estructura similar a la que había ensayado en "Basilisco", Jon Bilbao nos ofrece en "Araña" una nueva colección de historias que tienen como protagonistas a los personajes de sus obras anteriores. De esta forma, en los capítulos protagonizados por Jon y Katharina descubrimos las novedades sucedidas tras los acontecimientos de "Los extraños": su matrimonio, los hijos y el posterior divorcio. La casuística es curiosa y merece ser reseñada, porque el autor nos ofrece dos viajes paralelos hacia el desencanto. Por un lado, Jon recorre el desierto de Nevada -Carson City, el lago Tahoe y el lago Pyramid- con el recuerdo tibio de Katharina, ahora su exmujer. Ella, por otro lado, viaja a París y a Eurodisney con los hijos de su nueva pareja, consciente del extrañamiento que produce esa nueva vida en el seno de una familia desconocida.

Si el desmembramiento y la disolución de la familia constituyen el eje temático de estos capítulos, en las aventuras de John Dunbar nos encontramos con su contraparte, con el encuentro fortuito de unas raíces que parecían perdidas. Tras la primera escena del personaje, en la que lo vemos arrastrándose por el desierto con varios cráneos de bisonte atados a su espalda, Dunbar cobrará una nueva misión -similar a la que había recibido en la expedición del capitán Drummond- como guía de un grupo de peregrinos liderados por Martin Grouard. Este profeta, guiado a su vez por las visiones y los mensajes de una Luz de origen desconocido, tiene como objetivo el Paraíso terrenal que se halla en algún recóndito lugar de los Estados Unidos. A lo largo de su periplo, Dunbar tendrá ocasión de conocer a Lucrecia, hermana del profeta y única mujer del grupo, y también contemplará las tensiones que poco a poco germinarán entre los adeptos a este nuevo credo. En cierto sentido, las aventuras de Dunbar y Lucrecia parecen hacerse eco -a menudo en forma de inversiones o deformaciones- de las preocupaciones que perturban a Jon y a Katharina en el otro plano de la narración, como la desintegración de la familia o la pérdida del hogar familiar.

Sin perder en ningún momento la tensión narrativa que tanto caracteriza a sus obras, Jon Bilbao ha construido en "Araña" un relato tan original y valiente como el que nos ofreció con "Basilisco". En el encuentro inusitado entre las técnicas de la prosa realista y las herramientas de los géneros de ficción es donde el autor ha sabido hacerse un hueco que ya puede reivindicar como propio, pues en él ha construido algunos de los personajes más inolvidables de la literatura española contemporánea. No me queda más que animar a todos los lectores a que se adentren en el original universo narrativo de Jon Bilbao, mientras yo espero pacientemente a su próxima novela.

Darío Luque