Apestoso tío Muffin

Opinión:

Humor, amor (no solo romántico, sino también el que nos proporcionan los familiares y amigos; incluso las mascotas) e ingenio son los tres ingredientes principales que podemos encontrar en este "Apestoso tío Muffin" que se ha hecho con la decimoquinta edición el Premio Anaya, en este 2018, centrado en la literatura infantil. Y motivos no le faltan para haberlo logrado: estamos ante una novela llena de vitalidad, de temas interesantes de los que hablar pero, sobre todo, tremendamente divertida y con unos personajes cercanos y enigmáticos con los que es imposible no empatizar.

Ya solo la manera en la que Mañas nos presenta a Muffin logra que se nos conmueva el corazón (o se nos revuelvan las tripas, depende de la resistencia de cada uno) con este pobre hombre incapaz de mantenerse limpio durante unas horas. El autor va rascando en el personaje y bajo sus capas de roña, mugre y pelusas nos va mostrando un ser desvalido, aterrorizado por las advertencias de peligro con las creció y que se ha creído al pie de la letra que vivir es peligroso, tal y como le decía su abuela.

El contrapunto a este adulto infantilizado y paralizado por sus propios miedos lo pone Emma, una niña que llega de pronto a su casa en medio de la tormenta diciendo que es su sobrina y que debe quedarse unos días en su casa. Decidida, extrovertida, abierta e imaginativa, la niña logrará que Muffin salga de su zona de confort y se enfrente, por fin, a ese mundo que le da tanto miedo.

Estos dos principales se rodean de otro puñado de personajes que no les van a la zaga ni en interés, ni en capacidad de mostrar modelos humanos, ni en humor. Desde el vecino exitoso y prepotente hasta la jefa competente y empática, pasando por otras dos vecinas no menos singulares y el coro de gatos que persigue al oloroso Muffin, Mañas logra pintar un cuadro lleno de personajes muy humanos y disparatados, algunos muy satirizados y divertidos pero (casi) todos cercanos y capaces de hacer cómplice al lector en sus venturas y desventuras.

La trama atrapa desde el primer momento con su mezcla de intriga, creatividad y humor, y logra que el lector se sienta interesado tanto por los personajes como por lo que les ocurre desde el comienzo de la novela.

Las ilustraciones de Víctor Rivas, llenas de detalles, coloridas y con una estética que se ajusta como un guante a la trama y a los personajes, completan una historia disparatada pero que nos habla de temas tan interesantes como la superación de los propios miedos, la confianza en uno mismo, el poder del cariño y el amor, la necesidad de hacerse valer y demostrar de lo que uno es capaz o la fuerza de la creatividad y el ingenio.

En definitiva, un libro tremendamente divertido y entretenido de leer, que profundiza en cuestiones muy interesantes de la mano de unos personajes realmente fantásticos y que encantará a lectores de 9 a 99 años.

Lidia Casado