Antrobus

Opinión:

Si alguien me preguntase qué es el humor inglés, le recomendaría que leyera "Antrobus", porque lo que ahora reedita Tusquets se trata precisamente de eso, de humor británico quintaesenciado. Por ello entendemos situaciones en las que el narrador no se esfuerza por hacerte reír, sino que te coloca ante una situación lo suficiente divertida para que seas tú quien resuelva la ecuación y consideres el hecho divertido. Se trata de un humor clásico, literario, sin pizca de acidez ni puerta abierta a las situaciones procaces o el humor negro.

No está de más recordar que Lawrence Durrell es hermano de Gerald Durrell, autor eminentemente humorístico que firmó la popular "Mi familia y otros animales".

En "Antrobus" (en realidad puesta al día de un título que ya apareció en la colección en 1986) descubrimos que el autor de la interesante serie de novelas "El cuarteto de Alejandría" también sabe manejar el material cómico y salir airoso de unas situaciones sencillas, de tremenda inocencia. El humor de Durrell en "Antrobus" no es el ácido y descreído que ahora se encuentra de moda, sino el clásico del siglo XX que se mueve entre lo inverosímil y surrealista, con personajes profundamente excéntricos que lían toda situación y se meten solos en tremendos problemas.

Antrobus, el narrador de este libro de sketches, es todo un personaje en el mundo de la diplomacia, y en los veinte relatos que se incluyen en el libro se dedica a comentar algunas de las situaciones más divertidas que le han sucedido en su larga trayectoria como diplomático. El conjunto muestra un mosaico de personajes divertidos entre los que se encuentran empresarios sin demasiados escrúpulos, esposas y maridos de la alta sociedad con delirios de grandeza, sirvientes incompetentes o traicioneros y diplomáticos repletos de manías y causantes de los más tremendos conflictos.

Mi relato favorito es "Juegos inocentes", divertidísima relación de un partido de fútbol entre diplomáticos, pero estoy seguro de que cada lector encontrará su preferencia porque todos se encuentran a una misma altura en cuanto a interés y diversión.

Rafael Ruiz Pleguezuelos