Anna
Título: Anna
Título Original: (Anna, 2015)
Autor: Niccolò Ammaniti
Editorial:
Anagrama
Colección: Panorama de Narrativas
Copyright:
© Giulio Einaudi editores s.p.a., 2015
© Ilustración portada: Raid71/JSR Agency
© Editorial Anagrama, S.A., 2016
Traducción: Juan Manuel Salmerón ArjonaEdición: 1ª Edición: Junio 2016
ISBN: 9788433979605
Tapa: Blanda
Etiquetas: adolescencia apocalipsis fin del mundo violencia drama novela dramática muerte supervivencia supervivientes literatura italiana niños salvajes novela novela dramática pandemia perros tragedia infancia niños virus Sicilia primeros amores emociones niños de la calle niños tiranos hermanos perros salvajes enfermedades contagiosas drogas alcohol
Nº de páginas: 293
Argumento:
Un virus que procede de Bélgica acaba con la vida de los adultos, dejando solos a los niños de todo el planeta. En Sicilia, una pequeña de nueve años se queda a cargo de su hermanito de cuatro años. Su madre, al verse enferma, le escribió un bloc con todo lo importante que debía saber, y con las anotaciones de ese bloc sobreviven cuatro años sin salir de su ciudad -el pequeño Astor, incluso, sin salir de su hogar-.
Anna, que lleva años saliendo en busca de comida y conoce la ferocidad de los perros callejeros, se encuentra un día con que Astor ha desparecido, pero tiene una idea de quién se lo puede haber llevado. Y ahora su meta es encontrarlo, recuperarlo y cruzar el mar para llegar a Calabria donde, según su madre escribió, quizás los adultos ya tendrán una vacuna.
Esta es la historia de un mundo en el que desaparecen los adultos y cómo los niños sobreviven en él. Esta es la historia de Anna y Astor, que acabarán haciendo camino con Pietro y con un perro abandonado.
Opinión:
Me siento afortunada de poder leer historias como la de "Anna".
Lo primero que debes saber es que existe una película con la misma base (mueren todos los adultos y sólo quedan vivos [en este caso] menores de 18 años) titulada "No crezcas o morirás" (Don't Grow Up, 2015) pero NO es comparable con esta novela.
Lo segundo que debo deciros es: Leed la novela, os guste el tema o no, leedla. Porque está llena de emociones, desde el dramatismo de la tragedia a la esperanza en la fe y hasta en la magia. Cuando iba a mitad de libro me subí a retomar su lectura. Alguien me preguntó si era triste en plan desgarrador o triste en plan esperanzador. Las dos cosas, es emoción para lo bueno y para lo malo. Hubo momentos en que me bailaban las lágrimas en los ojos, otros en los que casi había dejado de respirar temiéndome lo peor, y otros en los que me emocionaba y pensaba que cuando lees algo así parece que la vida es más importante que nunca. Y no tiene nada que ver con la literatura juvenil a pesar de que la protagonicen una chiquilla que aún no ha tenido su primera regla y un pequeño de siete años que no recuerda cómo es una feria.
Lo que más me ha gustado después de ese dominio de las escenas que provocan emociones, es otra capacidad de Niccolò Ammaniti: la de incluir en la novela todo tipo de infancias, todo tipo de niños. En una situación así habría niños que no sobrevivirían, otros que se harían fuertes en la adversidad, los habría solitarios y los habría que se unirían a grupos como las manadas de perros salvajes -que también los hay en esta novela-, los habría miedosos y los habría osados, los habría manipuladores y los habría manipulados… Aquí no hay una infancia, hay muchas infancias. Y también hay niños que pasan por diversos estados, desde el más valiente -a su pesar; Anna, por ejemplo, no tiene más remedio que ser valiente porque Astor es demasiado pequeño-, que acaba teniendo miedo, o al más miedoso que acaba siendo osado.
Todos los niños incuban el virus pero éste se despierta a partir de los catorce años aproximadamente.
Y en este nuevo mundo donde no quedan más que ruinas, saqueos, incendios y tras cuatro años, muy poco que comer, algunos niños, cercanos a la edad en la que pueden enfermar, muestran su cara más cruel o más solidaria. Muchos se convierten en salvajes -recordándonos la gran obra de William Golding "El señor de las moscas"-, la bebida y las drogas alivian a muchos su dolor aturdiéndolos -y una no puede evitar recordar a esos niños adictos a esnifar pegamento que vivían en un metro ruso, o en Barcelona (porque estas cosas acaban siendo tan reales como universales)-, y conforme lees se te parte un poquito más el alma.
Hay un pequeño texto en la novela que puede daros una idea de cómo es este mundo tan lejano y desconocido para nosotros: "En el mercado del regateo, un reloj costaba lo mismo que un móvil, un ordenador o un Boeing 747. Menos que un caramelo Smarties" (pág. 172)
Pero también tiene momentos de ilusión y esperanza, porque todos creen en un ser especial capaz de curar a los enfermos (la parte dedicada a la Picciridduna, la "salvadora" de los infectados, te pone la piel de gallina), o en que en algún momento encontrarán adultos vivos con una vacuna que los salvará… De hecho, es curioso, leyendo "Anna" te pasa como a ella, dejas de creer en Dios y acabas creyendo en la magia de unas zapatillas deportivas. Porque en esta novela se sufre con ellos, con los niños, y quitándote a ti, lector, Anna y Astor sólo tienen a un amigo, a un perro y su esperanza por llegar a Calabria.
Es trágica, pero es maravillosa porque te hace amarlos y desear que todo acabe bien. Y ese ansia por saber qué va a pasar en la que te describen escenas diarias -que podrían ser de lo más natural pero en ese ambiente no dejan de ser días especiales-, descubres cómo Anna va creciendo, cómo se despiertan sus sentimientos por Pietro, y no puedes dejar de leer. Y leer. Y leer.
Trágicamente maravillosa. Y sí, tiene un punto esperanzador. Si crees en los milagros. Yo decido creer. Yo creo, yo creo, yo creo en las hadas.
Foto homenaje:
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Comentario de los lectores:
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