Alterworld. Lo saben todo de ti

Opinión:

Ya había leído previamente el libro que va después de este, "Incógnitus. Nos vigilan" y, como dije en la reseña, me había fascinado. Así pues, no podía dejar de leer "Alterworld. Lo saben todo de ti" y no me ha decepcionado para nada. Las pistas que se daban en "Incógnitus" sobre lo que pasó en esta trama no fueron un impedimento para la lectura, ya que no paran de ocurrir cosas interesantes que hacen que, a pesar de todo, el final resulte sorprendente. En cualquier caso, lo recomendable sería leerlos en orden.

Antonia Huertas logra con la novela presentarnos ese mundillo de la web profunda, de los que viven de buscar vulnerabilidades en los sistemas (tanto los buenos como los malos) y de cómo funciona en nuestros días el mundo criminal (además del policial) a través de la red. Se nota que tiene conocimientos sobrados de inteligencia artificial, mundos virtuales... y que sabe de lo que habla, pero logra transmitir todo eso al lector sin términos técnicos ni explicaciones enrevesadas. Al contrario, lo hace con una historia que engancha y mediante la que vas comprendiendo las cosas según se plantean.

Hay dos tramas principales: la de la investigación por el accidente de avión, más oficial, donde nos encontramos con burocracias y todo tipo de cabos que atar, y la del robo de identidad de Caterina, que en principio parece que será algo menor pero que deriva en algo muy complejo y peligroso tanto para ella como para su amiga. Esta segunda investigación es la que acaba cogiendo más peso e interés, aparte de ser en la que Beppa se salta un poco más las normas y en la que aparece Lena, un personaje que me encanta. Al final encontramos una relación entre ambas tramas y, si bien es cierto que dicha relación queda bien hilada, me ha parecido un poco demasiado oportuna.

Los personajes, como dije en la reseña del libro anterior, son estupendos y complejos, viéndose mucho de la vida cotidiana de Beppa, cómo entrelaza el mundo real y el virtual y cómo, para que se haga justicia, a veces tiene que moverse en las fronteras de la legalidad. Y es que, en un mundo informatizado, donde la ciberseguridad es clave y la información es moneda de cambio, no queda otra que cuestionarse ciertas rigideces del sistema, en especial cuando es una contrarreloj para descubrir a los cibercriminales y cazarles antes de que se den cuenta y borren todas las pruebas.

En definitiva, me reafirmo en que me encanta y no solo no dudo en recomendarlo, sino que estoy deseando que a la autora le dé por hacer otro libro.

Déborah F. Muñoz