Alcatraz contra los bibliotecarios malvados

Opinión:

"Alcatraz contra los bibliotecarios malvados" es una de esas joyitas juveniles que los adultos pueden disfrutar tanto o más que los niños porque tiene muchos elementos transgresores tanto a nivel narrativo como a nivel argumental, así como un toque de humor fantástico muy loco.

De entrada, el juego metaliterario en el que entra Brandon Sanderson, que empieza desde su misma biografía. Además, el narrador y protagonista no duda en saltarse el juego narrativo y explicarte por qué ha empezado el libro con un punto de tensión que no se resolverá hasta un momento indefinido de la historia, las elecciones de estructura que ha tomado o todos los trucos que utiliza para frustrarte como lector.

El narrador también es un antihéroe. No solo admite que no es una buena persona, sino que además su talento es todo lo contrario a lo que se espera de un héroe: romper cosas. Los demás talentos de los buenos de esta historia van desde llegar tarde a todo hasta tropezar con gracia (también hay una joven caballero que no tiene ninguno pero es una gran guerrera), y los objetos mágicos por excelencia (científicos para el libro) son distintos tipos de gafas que tienen una serie de cualidades cuando las activa la gente con talento.

Otro de los grandes valores del libro es invitar al lector a cuestionarlo todo. De hecho, el protagonista repite varias veces que lo que estás leyendo es verdad, no el mundo que crees real, que la secta de los Bibliotecarios quiere que sigas pensando que los ascensores y las pistolas son más avanzados que las escaleras y las espadas, y que han ocultado desde la existencia de continentes enteros hasta la existencia de unos muy ingleses y estúpidos dinosaurios.

Con todos estos elementos desconcertantes, y muchos más, el caos y las situaciones locas y cómicas están aseguradas. Hay mucho movimiento, y resulta muy ameno. Aunque sí que es verdad que en algunos puntos da la sensación de que se atasca un poco, en general tiene muy buen ritmo y es imposible anticipar nada.

Esta edición está aderezada, además, con ilustraciones de Hayley Lazo no solo en los encabezados, sino también en distintas escenas. Son dibujos simpáticos, de trazo grueso, que pegan muy bien con la narración.

En definitiva, es una novela juvenil muy recomendable tanto para niños como para adultos, y estoy deseando leer el siguiente.

Déborah F. Muñoz