A rachas. Poesía reunida

Opinión:

Aunque la historia de la literatura nos ha hecho creer que la poesía de la posguerra española queda circunscrita a una serie de autores -Jaime Gil de Biedma, José Hierro, Ángel González, entre otros- que apenas cultivaron otros géneros, pocas veces se habla sobre los versos que escribieron aquellos otros personajes a los que hoy solo recordamos como novelistas. Poemarios como "Todavía la vida" o "Libro de las algas" de Ignacio Aldecoa, "Balada de la cárcel de Carabanchel" de Alfonso Sastre o "Echarse las pecas a la espalda" de Juan García Hortelano demuestran que hubo en España mucha más poesía de la que la historiografía posterior nos ha mostrado. A esta retahíla de títulos cabría añadir "A rachas", la obra poética que Carmen Martín Gaite publicó por primera vez en 1976, por sugerencia de Jesús Munárriz, y que iría actualizando en sucesivas reediciones con la incorporación de nuevos poemas. No en vano, y como señala José Teruel en la introducción a esta obra, la relación de la autora con el género poético viene de lejos: en el año 1947, una década antes de publicar "Entre visillos", la revista universitaria salmantina "Trabajos y Días" publicó un poema suyo titulado "La barca nevada". Treinta años después, en junio de 1975, también la revista "La Ilustración Poética Española e Iberoamericana" publicaría tres composiciones más: "Madrid la nuit", "Libros y papeles" y "¿Quieres jugar?".

El lector no puede -ni debe- ignorar que los poemas reunidos en "A rachas" representan el resultado de una escritura constante, jalonada por los acontecimientos vitales más importantes para la autora: sus estudios en Salamanca, su difícil matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio, la muerte de su hija y los viajes a Nueva York. De ahí que la obra haya pasado por varias etapas desde la primera edición de 1976: la edición de 1986 incorporó nueve poemas nuevos, y catorce más se pudieron leer en la de 1993, bajo un epígrafe inédito titulado "Después de todo". Hace más de una década, José Teruel recuperó esta edición para las "Obras completas" de Carmen Martín Gaite en la editorial Galaxia Gutenberg, donde incluyó también algunos poemas dispersos y unos pocos inéditos. En esta ocasión, además, incluye algunos collages que fueron concebidos como poemas visuales, y que pueden disfrutarse al final del libro, emparentados con esa joya gráfica que es "Visión de Nueva York".

De esta manera, los poemas de "A rachas" se dividen en seis secciones, en función del momento en el que fueron escritos y de la sensibilidad personal a la que responden. Las primeras veintiséis composiciones se incluyen bajo el epígrafe de "Poemas de primera juventud" y corresponden a una serie de textos escritos entre 1947 y 1949 y revisados para su publicación a mitades de los años setenta. Se trata de amables, de tono íntimo y ligeramente existencialista, en los que la propia autora reflexiona sobre el paso del tiempo, sobre su deseo de ruptura y sobre el miedo a la libertad. Entre ellos, algunos de los mejores son "Pídeme que esté alegre", "Velero de sueños" y "Amor muerto", en los que el yo poético se dirige a un sujeto ausente en quien vierte toda su emoción; y también "Espiga sin granar", una magnífica composición de reivindicación feminista.

En cuanto a los "Poemas posteriores", que representan el salto de la jovencita provinciana a la mujer ya afincada en la capital, fueron escritos entre 1969 y 1975 (los de la "Primera entrega") y entre 1976 y 1985 (los de la "Segunda entrega"). En ellos se observa una actitud y un imaginario mucho más próximo al que Carmen Martín Gaite popularizó a través de sus novelas: con imágenes urbanas, un lenguaje coloquial y una ironía inconfundible. Además, estas composiciones demuestran la notable conciencia literaria de la autora, que se inspiró a menudo en formas y ritmos populares, algunos procedentes de la tradición galaico-portuguesa; no en vano, algunos de estos versos nacieron para ser cantados, tal y como demuestra el repertorio de Chicho Sánchez Ferlosio y de Amancio Prada. Unos últimos poemas, bajo el título de "Después de todo", exploran la angustia de la autora tras la muerte de su hija Marta, pero no por ello descuidan el singular universo poético de la autora, condensado con un empeño magistral en el poema "Todo es un cuento roto en Nueva York".

José Teruel, editor de esta obra, ha incluido dos apéndices de gran valor en esta edición: "Poemas en palabras", donde se recogen una serie de poemas que Carmen Martín Gaite no llegó a incluir en libro, y "Poemas en imágenes", con seis collages de gran valor lírico que incluyen versos propios y ajenos. En la última página, el libro incluye un código QR que dirige a la grabación de algunos poemas recitados por la propia autora; no se me ocurre mejor manera de cerrar un libro tan delicado y fácil de disfrutar como este.

Darío Luque