423 Colores

Opinión:

En el Mediterráneo, a bordo de una barcaza con rumbo a Lesbos, Ghada nos cuenta como era su vida en Alepo antes de que los dragones destruyeran todo cuanto encontraron a su paso.

Su ceguera nunca le impidió ser feliz. Iba a la escuela, disfrutaba la lectura en Braille y soñaba con ser escritora, porque no es necesario ver para conocer el mundo. Se puede ver a través de los ojos de otra persona y también a través de los olores y sonidos de todo cuanto te rodea.

Para Ghada lo más importante era poseer unas gotas de perfume de rosas frescas con una pizca de azafrán, porque el aroma le devolvía el recuerdo de su madre, y tener a su lado a su padre, a su amigo Adnan y a Dobbie, su perrito.

"423 colores" de Juan Gallardo y Rafael Avendaño es mucho más que una novela sobre la guerra de Siria. Es el relato desgarrador de una familia que finalmente arriesga su vida por llegar a costas europeas y huir de una muerte segura.

Como sabéis, todo cambió un mes de marzo. El asesinato de tres adolescentes a manos de las fuerzas de seguridad sacó a la gente a las calles. Pedían, de forma pacífica, que se les otorgara más libertad y que Bashar al Assad acabara con la corrupción del gobierno de su padre. Pero el dictador reprimió las manifestaciones a tiros, consiguiendo que las calles se tiñeran de sangre. Muchos sirios, hastiados de tanta muerte, decidieron enfrentarse al gobierno con sus mismas armas y así comenzó una guerra terrible que hoy en día, sigue asolando el país.

El padre de Ghada busca para ella un futuro sin disparos en las calles. Una nueva vida en la que pueda volver a sonreír, descubrir nuevos libros que leer y que le permita plasmar en un libro todas esas maravillosas creaciones de su portentosa imaginación.

Del libro destacaría lo terriblemente bella que es la narrativa. A través del mundo sensorial de Ghada vivimos una realidad teñida de fantasía, olores y sonidos y que los autores consiguen que sientas mientras lees. Por el contrario, esa carta que el padre escribe a su hija al comienzo del libro nos muestra lo que Ghada no ve y que solíamos leer en los periódicos cada día. La gente sigue muriendo, pero dejó de ser noticia.

Este libro me ha hecho llorar, y no soy una persona de lágrima fácil. Al mismo tiempo me ha emocionado descubrir el mundo a través de los ciegos ojos de una niña que te enseñan lo fácil que es ser feliz con poco. Muy poco, en realidad.

Un libro que no deberíais perderos por nada del mundo. Es duro, pero uno de los mejores que he leído este año.

Ana G. Aranda