El corazón de Hannah

Opinión:

Para quienes no conozcan a los amish, éstos, profundamente religiosos y fanáticos, siguen las normas y códigos del siglo XVII. A mí cualquier secta me llama siempre la atención así que me informo mucho y me trago cuanto documental y programa consigo. Cuando me enteré de que Rocío Carmona había escrito un libro sobre amish me nació una sonrisa de oreja a oreja enorme. ¿Por qué? Porque a mí, en general, no me gusta la novela romántica, y sólo leo juvenil romántica cuando la historia tiene algo muy concreto que llame mi atención. A veces son distopías, a veces son quimeras, y a veces, como con "El corazón de Hannah", son los amish.

Para los que busquen una novela juvenil romántica, aquí la encontrarán, eso es obvio, pero esta vez hay que reconocer que Rocío Carmona se ha lucido no sólo con la prosa si no también con lo explícito de las relaciones sexuales, no por la visión de tales, si no por la enorme y fabulosa forma en que ha explicado las sensaciones. El hecho de que salgan un par de estas escenas no la convierten necesariamente en lectura de mayores de dieciocho años, ni mucho menos. A ver qué adolescente no lee libros de adultos o ve películas donde todo es mucho más visual y explícito. Rocío ha conseguido que lo visual sea sensitivo, utilizando la literatura con mayúsculas para dejar redondas al menos un par de escenas. Y puesto que Hannah tiene dieciséis años, si no tenéis complejos yo creo que a partir de quince se puede leer bien (e incluso antes, la edad mental lectora no tiene nada que ver aquí, sólo los prejuicios, que quede constancia).

Lo que más me ha gustado de "El corazón de Hannah" ha sido, precisamente, lo acertado de la descripción de la comunidad y sus costumbres -de hecho el conjunto de la comunidad es un personaje más-, el rubor y el pudor de quienes no conocen otra vida -escuchar música en cascos, por ejemplo, es para Hannah algo inconcebible hasta que ella misma comprueba que algo así de maravilloso puede existir-, y los personajes amish, pues no son todos iguales. De hecho lo mejor en cuanto a personajes ha sido justamente que haya sabido hacer personalidades dispares: los padres, amorosos pero serviciales a las normas religiosas; el predicador Sweitzer, fanático hasta la extenuación e inflexible y duro en sus decisiones; la vieja ciega que Hanna cuidará en un momento dado, la sabiduría encerrada ya sin remedio en un cuerpo enfermo y una comunidad que no le dará más oportunidades. De hecho verá en Hannah la forma de resarcirse, y será la personalidad de Hannah la más trabajada, no sólo por ser la protagonista sino por el éxodo que hará cuando se enamore de Daniel y decida ir a buscarlo a la gran manzana.

Es en Nueva York cuando ya tenemos a otros personajes que no tienen nada que ver con los amish. Digamos que son o deberían ser más realistas en función de lo que conocemos, pero quitando a un cerdo que se aprovecha de jovencitas (que es muy creíble), y de un par de personajes más relacionados con hostales de mala muerte o albergues de  Nueva York, los otros cuatro que aparecen no me han llegado a parecer precisamente redondos. Daniel y Elvis, pues aquí tenemos a dos enamorados (a Daniel le sale competencia) son prácticamente iguales: no son perfectos de milagro, y no pueden querer más a Hannah. De hecho el único defecto de Daniel es haber sido cobarde, porque a partir de volver a ver Hannah apenas hay diferencia entre él y Elvis. Y los padres de Elvis son estupendos, pero encajan en el mismo grupo de perfección. No digo que esto sea malo, de hecho es agradable que Hannah pase del horror de los suburbios con mala prensa a la pequeña Italia, y que se encuentre a gente tan estupenda como los padres de Elvis, pero a mí tanta perfección no me convence. ¡Pero si hasta la nueva novia de Daniel es ideal de comprensiva que es! Sin embargo debo advertir algo: mientras a mí me parece que esos chicos perfectos y súper enamorados no son creíbles, la mayoría de lectoras jóvenes se enamorarán a su vez de uno o de ambos, suspirarán a menudo, y disfrutarán en general de esta historia.

La historia que vive Hannah en Nueva York es parte del atractivo, y de hecho la maleta de la que Hannah no se separará (propiedad de una tal Shelley) ya tiene una intriga que provoca deseos de conocer más. Este, para mí, ha sido otro acierto de Rocío Carmona. Pero el final de la novela es todo menos previsible. No digo que sea bueno o malo, pero lo cierto es que Rocío ha querido darle a Hannah la oportunidad de crecer como persona, y lo ha hecho justo antes de finalizar la novela. 

Anika Lillo

Sugerencia documentales:

Los amish

Problemas en el paraíso (varios capítulos) 

Amish, en el mundo moderno (los que abandonan el mundo amish)

Sugerencia banda sonora:

En la parte derecha verás el espacio para booktrailers donde podrás escuchar la canción de "El corazón de Hannah".