La luz de Alejandría

Opinión:

Marcel Bellaiche siempre había sido una persona introvertida, tímida y estudiosa. Dedicado al estudio de los siete grandes maestros espirituales: Hermes, el Emperador Amarillo, Buda, Lao Tsé, Confucio, Sócrates y Jesús. Su búsqueda lo llevó hasta la mítica biblioteca de Alejandría; allí esperaba encontrar un documento sobre la verdad a la que todos los sabios habían llegado. Un informe que esclarecería muchas dudas y aportaría mucha luz a la humanidad. Sin embargo, muere en circunstancias muy extrañas.

Marcel Bellaiche, antes de su último viaje, deja órdenes a su abogado para que en caso de ocurrirle algo busque a Javier. Es de este modo como Javier y Sara emprenderán la investigación para esclarecer su muerte y los motivos que la produjeron. 

Álex Rovira y Francesc Miralles unen la sabiduría de estos siete grandes maestros espirituales con una historia novelesca. Unos personajes que, sin buscarlo, se encuentran inmersos en la búsqueda de la verdad. Mezclan vidas normales, vidas entregadas a la búsqueda de la verdad y de explicaciones y las grandes enseñanzas. De una forma sencilla hacen llegar al lector la sabiduría acumulada de maestros para llegar a una conclusión que parece simple. Como siempre, una verdad aplastante que muchos no quieren ver ni pensar.

Se puede pasar la vida sin pararse a pensar, se puede pasar la vida buscando la verdad, sin embargo, la verdad sólo está en un sitio. Quizá no hace falta ser seguidores de nadie, quizás ese sentimiento humano de pertenecer a un grupo o identificarse con él sobra.

En mi opinión "La luz de Alejandría" es una novela que se sirve de personajes y circunstancias para mandar un mensaje claro. Tejen una historia que puede provocar la búsqueda de la sabiduría, pararse a pensar y analizar los pensamientos de los maestros espirituales, disfrutar de una historia y, sobre todo, llegar a una conclusión. Me parece un libro que hace una buena aproximación del lector a la espiritualidad y a una buena reflexión. Si el mundo hiciera caso a esta reflexión sería otro mundo. 

Ana Machancoses