El maestro del Prado y las pinturas proféticas

Opinión:

Hay dos Javier Sierra, el novelista y el divulgador. El novelista tiene varios libros -unos más valorados que otros, como todos los escritores- y el divulgador tiene otros tantos. He leído a ambos y me sigue gustando más el divulgador de enigmas en la búsqueda de la verdad. Curiosamente "El maestro del Prado" contiene a esos dos Javier más que cualquier otra de sus obras. 

A Javier Sierra le gusta escoger algunos enigmas y realizar novelas de entretenimiento que suelen convertirse en best seller incluso fuera de nuestro país. Su meta es conseguir que los lectores se interesen e informen sobre esos enigmas que aún quedan sin explicación en nuestra Historia (no siempre reciente). En esta ocasión ha fundido mejor que nunca algunos enigmas que conoce y la divulgación que tan bien se le da, convirtiendo la historia en una novela: es una época de su vida novelada.

En una visita al Museo del Prado, a Sierra se le acerca un hombre y comienza a hablarle de ciertos cuadros. Cinco visitas en total le sirven para que él, y luego nosotros como lectores, empecemos a ver el arte en general y esos cuadros en particular con otros ojos.

Es cierto que en algunos momentos una duda de la veracidad de lo que cuenta porque deduce que el Maestro podría estar fantaseando en exceso (me ocurrió especialmente con el búho-puerta del tríptico del Bosco), pero luego habla de "leer imágenes" y… tenéis que leerlo. Ahí cambia mucho la cosa, tanto que la historia cobra sentido y aún provoca más interés.

Reconozco que en el libro se habla de uno de mis pintores favoritos (el Bosco) y ahí he disfrutado como una enana, pero me ha sorprendido conocer otras obras como la de Brueghel, y otros misterios como las letras dibujadas de Hans Holbein. Al principio mi escepticismo iba acompañado del propio escepticismo del autor, y conforme él comenzaba a interesarse y "picarse", a mí me pasaba igual. De hecho el libro mejora conforme avanza, aunque el comienzo con los dos bebés (Juan el Bautista y Jesús) ya consiguió mi interés.

Puedo deciros que me ha gustado bastante más que sus novelas de ficción anteriores y que tengo unas ganas locas de pisar el Museo del Prado y perderme en sus salas. Lástima que esté en Madrid.

"El maestro del Prado" contiene ilustraciones de magnífica calidad fotográfica a todo color y algunas pocas en blanco y negro pero igualmente fabulosas. Y mejor aún es que estén introducidas justo cuando se habla de ellas y no aglomeradas al final o en el centro del libro. Esta forma de poner las ilustraciones (las obras de arte) en el sitio apropiado hace que el libro sea mucho más cómodo.

Al final hay un glosario de notas muy extenso, y un índice alfabético.

Anika Lillo