2666

Opinión:

¡Grande Bolaño!, por regalarnos esta enorme obra literaria, de manera póstuma, y el acierto editorial y de sus herederos de agrupar las cinco novelas originales en un solo libro, que permite a los lectores asomarse a esta obra que sin duda puede calificarse como genial. Aunque Bolaño llegó a calificarla como un monstruo que le devoraba, por su dimensión y precisa complejidad, en días en los que ya arrastraba los males asociados a su letal enfermedad, su extraordinaria calidad nos hace afortunados por este enorme legado literario culminado con esta gran obra. Bolaño cifra en esta obra su visión del mal del ser humano derivado de un aburrimiento existencial, resultante de una frustración alimentada por la vacuidad existencial y sobre todo moral. El horror como vulgar y humanizada metáfora cotidiana del desapego existencial, envuelta en una genial narración que describe con la distancia de un observador desapasionado, no implicado, con la precisión de un entomólogo habituado a la observación, afortunadamente ausente de fáciles categorizaciones o inmediatos juicios de valor, que empañarían esa implacable radiografía de una época dotada de escasos recursos que permitan a los seres humanos sentirse razonablemente satisfechos con sus pequeñas existencias.

Unas 1.119 páginas de una obra que atrapa al lector en una sucesión de acontecimientos trepidantes, en un ritmo hipnótico, donde el exilio, sea político, territorial o moral, se dota de un cuerpo literario que describe con increíble perfección lo que Fresán llamó acertadamente una épica de la derrota, porque de eso se trata, como en otras grandes novelas de la literatura universal del siglo XX, de esos inolvidables protagonistas que aparecen como seres fallidos que reflejan perfectamente la vulnerabilidad, la debilidad, el temor o un profundo desasosiego en la contemplación de una realidad, donde la fealdad desigualmente camuflada toma radical cuerpo ante la inapelable presencia de la muerte violenta, como aviso apocalíptico pero a la vez integrado de un siglo que se desmorona ante la brutal indiferencia de las víctimas que lo habitan, dominados por sentimientos y gestos que otorgan credibilidad existencial a los personajes que viven en esta historia. Así, el amor, el odio, la humilde y tolerable ambición de la racionalización de la realidad, de entender las reglas de uso cotidiano desde un punto de fuga moral y vital, en la esperanza que precariamente nutre cualquier huida, que se suman para radiografiar un momento que puede ser cualquiera en cualquier parte del mundo.

Muchos críticos han visto trazos de otros grandes escritores, Salinger, Pynchon, poseedores de una narración más sugeridora que descriptiva en una brillante e inteligente austeridad, pero que son simples sombras de esa extraordinaria conexión literaria de "2666" con esa otra gran obra de Bolaño, "Los detectives salvajes", que se precede con absoluta perfección en ese universo literario único de este genial autor.

La obra de Bolaño, como esta "2666", trata de desiertos, en cualquiera de sus posibles formas espaciales o metafóricas, para personajes que se suceden y conviven en una precisa descripción de una determinada y fatal visión del mundo contemporáneo. Frente a una sociedad despistada en el dudoso sueño de una casa adosada equipada con los electrodomésticos de última generación y con un reluciente vehículo aparcado en su puerta, Bolaño contrapone el reverso donde la droga, la pobreza, la prostitución, el crimen, ofrece el lado oscuro de esa realidad que a menudo habita clandestina en esa imperfecta ensoñación urbana que asocia consumo con felicidad.

Alfaguara, como ya hizo con "Los detectives salvajes", nos ofrece una edición de "2666" de una calidad extraordinaria, que facilita enormemente su lectura, acompañada de nuevo de algunos ejemplos de las notas personales de Bolaño para este libro, que nos da pistas de la complejidad y precisión que supo gobernar con formidable maestría este gran escritor, de ese sutil e imprevisto algoritmo literario que tiene que ser toda gran novela, armado de abundantes pistas y engranajes, conexiones y sutiles flujos de situaciones, o, como él mismo escribió con una inesperada intención aclaratoria en la portada de un cuaderno, (archivador nº 10, (originales) Id. 41, portada. Libreta granate ½ folio con nombre), en una sorpresiva redacción en inglés (¿?) a un destinatario desconocido, sobre el misterioso título de esta obra, "2666 -a non science fiction novel-"…

Gracias Alfaguara.

Jorge Riet